Herederos del ocaso.
Teatro Galileo. Sala casi llena. Domingo 11 de diciembre.
Vito Sanz, Juan Vinuesa, Font García.
Últimamente estoy teniendo mucha suerte con los montajes
teatrales que estoy yendo a ver, pues sorprendentemente hay una alta media de
ellos que me están gustando. Y mucho.
Héroes del ocaso es el que se lleva la palma. Toma el relevo de una noticia real, (Sydney,
año 2000. Tras ganar la medalla de oro, se descubre que el equipo paralímpico
español de baloncesto solo cuenta con dos discapacitados reales) y trama la
ficción de que en esa misma competición
pero en modalidad deportiva diferente, tenis de mesa, hay otro deportista en la
misma situación.
En este caso hacen del drama una excelente farsa.
Convierten la vergüenza de la corrupción
que constantemente y hasta la actualidad azota a nuestro país, en una
comedia perfectamente ejecutada, políticamente muy incorrecta, con una brizna de irreverencia, descarada,
grotesca, divertida hasta hacer reír sin parar al público. Los tres actores de
la obra despliegan en escena unas interpretaciones dignas de premio, mostrando
situaciones cada vez más esperpénticas, que en definitiva hacen pasar un rato
inolvidable, pese a que no somos conscientes de que realmente lo que estamos
viendo es un drama, gracias esa capacidad que tenemos en nuestro país de
explotar el humor negro hasta límites insospechados.
Cada uno de los actores se mueve en una diversidad de
papeles, con cambios de vestuarios simples y dinámicos, algunos no llegan a ser
ni completos, haciendo fácil lo
realmente difícil. La dirección a manos de Chiqui Carabante, es desde mi punto
de vista prácticamente perfecta. No se le escapa ni el menor de los detalles.
Como a Vito Sanz, Juan Vinuesa, y Font García que están soberbios.
Música y efectos en vivo ejecutados por Pablo Peña,
cierran el círculo perfecto de herederos del ocaso.
Álvaro Blázquez
Álvaro Blázquez